Tipo de Publicación: Artículo Científico

Recibido: 20/04/2022

Aceptado: 30/06/2022

Autor: Carlos David Rojas Mora

PhD en Filosofía

Universidad Nacional Experimental de Yaracuy (UNEY)

Doctor en Gerencia Avanzada

Investigador-Consultor de Old Domminium University de Norfolk

EEUU

Docente-Investigador Universidad Yacambú

Lara - Venezuela

*       https://orcid.org/0000-0003-1077-6016  

E-mail:  carlosdavidrojasmora@gmail.com

 

 

LA VISIÓN DEL MIGRANTE COMO ENTE ECONÓMICO Y SU POSIBLE IMPACTO SOBRE LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DEL PAÍS DE LLEGADA: REFERENTES AL CASO DE LA INFLUENCIA DIÁSPORA VENEZOLANA EN LA ECONOMÍA DE ALGUNOS PAÍSES LATINOAMERICANOS

 

Resumen

Los procesos migratorios implican dentro de su esencia dinámica el desplazamiento de personas que pueden ser vistas como entes económicos que pudieran afectar los dos flujos materiales del ciclo de la renta: por una parte, son en sí mismos un factor productivo, por cuanto pueden ofertar su capacidad de trabajo y, por otro lado, son demandantes de bienes y servicios, con lo cual modifican las condiciones del mercado de bienes y servicios, tanto públicos como privado. Sin embargo, la orientación de tipo social y política que se desenvuelvan tanto en el país de salida como en el de llegada, serán el indicador que, en principio impulse el flujo migratorio y consecuentemente establezca la forma en cómo éste afecte las condiciones económicas del destino final del desplazamiento migratorio. El presente artículo busca analizar los roles que el inmigrante puede jugar en el contexto de lo económico, entendido como un ente capaz de protagonizar hechos económicos: producir, distribuir y consumir; a la vez que sus acciones enmarcadas en el interés de su desplazamiento físico geográfico influirían en la visión macro de las estructuras económicas nacionales, teniendo como referente la influencia de la diáspora venezolana en la economía colombiana. En ese sentido, se reconocen aspectos determinantes como lo es en principio, el nivel de profesionalización del inmigrante y su potencialidad manifiesta en la productividad y competitividad de la economía del país receptor, siempre y cuando se potencie la oportunidad, a partir del diseño de políticas de inserción laboral efectivas por parte del Estado de la nación destino. En un segundo plano se visualizará el rol del inmigrante como factor productivo y consumidor en la posible transformación de la estructura económica que lo acoge.

 

Palabras Claves: Migración, economía, factor productivo, profesionalización.

 

 

 

 

 

 

THE VISION OF THE MIGRANT AS AN ECONOMIC ENTITY AND ITS POSSIBLE IMPACT ON THE ECONOMIC STRUCTURE OF THE COUNTRY OF ARRIVAL: REGARDING THE CASE OF THE INFLUENCE OF THE VENEZUELAN DIASPORA IN THE ECONOMY OF SOME LATIN AMERICAN COUNTRIES

 

Abstract

 

Migratory processes imply, within their dynamic essence, the displacement of people who can be seen as economic entities that could affect the two material flows of the income cycle: on the one hand, they are in themselves a productive factor, since they can offer their capacity of work and, on the other hand, they are demanders of goods and services, with which they modify the conditions of the market of goods and services, both public and private. However, the social and political orientation that unfolds both in the country of departure and in the country of arrival, will be the indicator that, in principle, drives the migratory flow and consequently establishes the way in which it affects the economic conditions of the destination. end of migratory movement. This article seeks to analyze the roles that the immigrant can play in the economic context, understood as an entity capable of leading economic events: produce, distribute and consume; At the same time, their actions framed in the interest of their physical geographic displacement would influence the macro vision of national economic structures, having as a reference the influence of the Venezuelan diaspora in the Colombian economy. In this sense, determining aspects are recognized, such as, in principle, the level of professionalization of the immigrant and his potential manifested in the productivity and competitiveness of the economy of the receiving country, as long as the opportunity is enhanced, based on the design of effective job placement policies by the State of the destination nation. In the background, the role of the immigrant as a productive factor and consumer in the possible transformation of the economic structure that welcomes him will be visualized.

 

Keywords: Migration, economy, productive factor, professionalization.

 


Introducción

La Migración como fenómeno humano

La diáspora como proceso social se halla presente a lo largo de la historia de la humanidad; reconociéndose como hitos referenciales el caso de la diáspora del pueblo de Israel en los tiempos de Abraham y su manifestación migratoria en los tiempos de Moisés, hasta los desplazamientos humanos masivos actuales en donde sobresalen las movilizaciones humanas de África y Medio Oriente hacia Europa, el permanente flujo de migrantes de Sur y Centro América hacia Estados Unidos y, de manera muy particular, el fenómeno que se está viviendo con la masiva emigración de venezolanos hacia diversos países del mundo y, en especial, de la región suramericana.

En este sentido, vale la pena hacer el abordaje del estudio de este fenómeno a partir de la definición y conceptualización que a este respecto se establece en la actualidad de la diáspora como como evento social; el cual ha sido sintetizado por la Oficina Internacional para las Migraciones (OIM, 2013) de la manera siguiente: “emigrantes, y sus descendientes, que viven fuera de su país de nacimiento o de ascendencia, ya sea de manera temporal o permanente, y a pesar de lo cual siguen manteniendo vínculos afectivos y materiales con sus países de origen” (p. 22); esta definición, nace de la convergencia de posiciones y visiones que los diferentes actores institucionales (estados y organismos públicos, ONG´s, entre otros) e investigadores perciben de los diversos procesos, en donde el desplazamiento migratorio masivo involucra la presencia de esos nexos que unen los puntos geográficos de partida y de llegada en función a quienes emigran y lo que queda de su interés y pertinencia en el punto de salida (familiares, propiedades, sentimientos y afectos, entre otros).

En consideración a lo anterior, al momento de reconocer la presencia de las diásporas en la historia humana, se nota que dichos procesos han estado presentes en la sociedad en todo momento; sin embargo cuando los mismos son caracterizados, puede establecerse que éstos no obedecen a condiciones socialmente estructurales; sino que por el contrario, son consecuencia de coyunturas emergentes que en cada caso particular, asume matices propios que las diferencian y les dota de una identidad particular.

En este sentido, los procesos diaspóricos pudieran estar incentivados producto de fenómenos climáticos y ambientales (sequías, inundaciones, terremotos, entre otros), económicos (desempleo, mejoras de oportunidades en otros mercados laborales, por citar dos casos), sociales (manifestaciones xenofóbicas, conflictos bélicos, por ejemplo) y políticas (discriminación ideológica, desplazamientos del poder, como algunos de los casos). En todo momento, el grupo social, estimulado por una necesidad de elevar, o inclusive proteger, su calidad de vida, toma la decisión de trasladarse a otro lugar a fin de coexistir con sus congéneres en mejores condiciones.

A este respecto, Cohen (citado por Rannveig y Newland, 2012); habla de cuatro tipos de diásporas:

De las víctimas (“dispersión de un pueblo lejos de su patria ancestral u originaria después de un acontecimiento decisivo”); de trabajo (“el movimiento de la migración en busca de trabajo”); imperial (“la migración en pos de ambiciones expansionistas”; y del comercio (“la migración en busca de comercio y el desarrollo) (p.15).

Tomando en consideración los aspectos que se involucran dentro del proceso, debe tenerse en cuenta el costo de oportunidad que significa para el grupo diaspórico abandonar lo mucho o poco que posee de sus bienes y/o pertenencias, recursos físicos y materiales, afectos, costumbres, separarse de personas afines y emprender un traslado, muchas veces acompañado de sus familiares, a otros lugares; implicando para ello un esfuerzo económico y logístico, que requiere de la disposición de medios para su materialización, con la prospección, muchas veces incierta, de alcanzar una nueva vida, en lo posible, mejor que la dejada atrás.

En este sentido, desde un punto de vista estructural y procedimental, la diáspora puede observarse como un proceso que es impulsado a través de eventos motivadores que conllevan a los individuos a una evaluación de alternativas de destinos para el inicio de una nueva vida en mejores condiciones de las actuales, para lo cual deben disponer (si las circunstancias emergentes se lo permiten) de los medios físicos, materiales y financieros con los cuales cubrir el desplazamiento y la posterior instalación en el sitio de llegada; implicando ésta ciertos costos no sólo económicos sino también emocionales debido a la adaptación a un nuevo entorno; a la vez que se produce un impacto económico y social, así como ambiental, producto a las nuevas demandas de bienes, servicios, puestos de trabajo, espacios vitales, entre otros; que implican la generación de estrategias efectivas de parte de los entes receptores (familiares, sociedad, Estado) para evitar distorsiones y caos, en el sitio receptor o de llegada.

Vale señalar que la masa diaspórica, ubicada en este nuevo entorno vital, regularmente mantiene la dependencia con su sitio de origen; por cuanto regularmente se consolidan nexos en función a la interdependencia económica (la manutención de familiares y/o empresas que quedaron atrás y de los cuales el inmigrante es o se siente responsable), la custodia y la preservación de propiedades y bienes que por su naturaleza no pudieron ser transportados al país de origen (inmuebles y demás activos fijos); en contextos sociales contemporáneos prevalece la nacionalidad del inmigrante y las implicaciones legales de esta condición política, entre otros elementos involucrados, en función de los que los integrantes de la diáspora establecen medios de interacción comunicacional y financiera para mantener un contacto permanente con sus países y/o regiones de origen.

Como se puede observar, la complejidad de estos procesos trae consigo una serie de componentes particulares que los hace bastante dinámicos y heterogéneos, por cuanto cada elemento involucrado dentro del proceso: desde las razones que conllevan a tomar la decisión de emigrar en busca de mejores condiciones vitales, pasando por la manera cómo se realiza la migración; hasta el punto en la forma de instalarse en el nuevo destino y el efecto del contacto desde un punto de vista cultural y económico, tienen fundamentos y orígenes particulares que pudieran ser vistos como únicos desde un punto de vista personal y/o grupal, según del fenómeno observado que se trate.

Como se señaló en los párrafos anteriores, el proceso diaspórico de manera tangible y objetiva implica una modificación de las condiciones ambientales tanto del sitio de partida como el de llegada; por cuanto implica el abandono de un espacio vital y la ocupación de otro, generando para este último una exigencia de recursos vitales para la supervivencia del grupo migratorio; implicando desde un punto de vista económico y social la demanda de alimentos, vivienda, servicios, empleos, entre otros; lo que implica por parte de la sociedad receptora y del Estado en particular, una presión sobre sus acciones que, en función a la dimensión cuantitativa del grupo que migra, será directamente proporcional a la necesidad de atención por la vía de los servicios públicos y para la estructura económica local, sobre la demanda de esos bienes y servicios, así como también sobre el empleo.

De manera general, Rodríguez (2016) habla de una relación triádica en el marco de los procesos diaspóricos en donde se interrelacionan: el país de origen – el grupo migrante – el país destino. En este contexto, la visualización de un entorno complejo pone de manifiesto elementos de tipo cultural y económico que definen las razones que conllevan a migrar, la manera en que se hace el proceso de traslado de una localidad a otra, las razones que conllevan a la escogencia del destino, la manera en cómo los inmigrantes se instalan en el nuevo país y las relaciones de dependencia que quedan, una vez instalados con la nación de origen.

Sin embargo, en la actualidad los procesos diaspóricos no son vistos solamente como un problema; sino que en ciertas ocasiones significan una oportunidad para los países y/o regiones receptoras, por cuanto desde una perspectiva de aprovechamiento de las potencialidades productivas, de consumo e inversión que pudiera significar la masa diaspórica inserta en las estructuras económicas receptoras, pudieran transformarse como elementos potenciadores del desarrollo económico local.

Desde hace muchos años los Estados han considerado conveniente la atracción de cierto tipo de inmigrantes, sobre todo con perfiles profesionales específicos, con la intención de potenciar su desarrollo económico; es decir, establecen una política migratoria selectiva basada en la calidad laboral de los inmigrantes a los fines de insertarlos en el aparato productivo local y, con ello, alcanzar un mayor nivel de competitividad derivada de la elevación de la productividad que implica la incorporación de mano de obra calificada a la estructura productiva nacional.

En la actualidad, en el marco de un mundo globalizado, la estrategia de promover procesos migratorios orientados a la captación de mano de obra calificada es vista como una estrategia efectiva para la elevación de la competitividad de las economías; lo que se refleja en lo señalado por Méndez (2017) cuando afirma que “las políticas migratorias establecen los instrumentos de organización y gestión de la misma con la finalidad de atraer trabajadores calificados y estudiantes internacionales en el contexto de la competitividad global” (p. 137).

En este sentido, más allá de ser considerada en todo momento la diáspora como un problema la misma es vista como una oportunidad, en función a la calidad laboral de las personas que emigran; por lo que resulta necesario el establecimiento de mecanismos que, si bien no se dirigen precisamente a la promoción de un proceso migratorio selectivo, como es el caso de las políticas impulsadas por algunos países desarrollados como Canadá, Japón, Australia, entre otros; los procesos diaspóricos no planificados, pudieran ser examinados desde esa perspectiva.

Bajo esta representación, desde instancias como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se orientan procesos de discusión a través de los cuales se comparte la experiencia de los países en materia migratoria de forma tal que se aprovechen las oportunidades que puede significar para una nación la recepción de individuos con alta calificación laboral para ser insertados de manera efectiva en sus aparatos productivos, de manera que impulsen el desarrollo económico de las economías locales.

Vale señalar también que el impacto de las diásporas no sólo puede ser aprovechado en los países receptores de los inmigrantes; sino que también puede ser considerado desde los países de origen, por cuanto las personas que se van de ellos quedan con lazos que los obliga a atender los requerimientos de tipo económico y social, con lo cual se establece un flujo de dinero, mercancías, servicios, entre otros elementos de consumo, los cuales potencian en cierta medida el aparato productivo nacional.

En este sentido, y retomando la visión triádica del proceso diaspórico anteriormente citado y señalado por Rodríguez (Ob. Cit.), se evidencia que en la complejidad señalada del fenómeno social estudiado, prevalecen estas tres dimensiones que son factor determinante en función al impacto económico, social y político que pudiera tener las acciones de toma de decisión de emigrar, definición del sitio a donde se va a trasladar el grupo migrante, condiciones del proceso de migración en función a quienes migran, a través de qué medios, cómo se financiaría el proceso de migración, el traslado, la llegada, instalación en el lugar receptor, el establecimiento y la demanda de requerimientos mínimos, la legalización y los lazos y flujos de transferencia de recursos materiales, físicos y financieros que se establecerían con el país de origen.

Como puede evidenciarse entonces, los hechos económicos que se derivan del proceso diaspórico podrían resultar importantes al momento de ser articulados, tanto por el país de origen como por el receptor; por cuanto su aprovechamiento de forma articulada y sistémica, pudiera significar un aporte importante a las economías a través de una orientación efectiva de las posibilidades manifiestas de la masa migrante en función a sus relaciones con el país de origen y a los aportes en materia productiva laboral, como contribuyente fiscal y consumidor de bienes y servicios, en el país receptor.

Vale pues de parte de las estructuras de gobierno de las naciones involucradas en la triada diaspórica, el aprovechamiento efectivo de esta realidad, a través de  la generación de políticas efectivas que le permitan un máximo aprovechamiento de estos procesos sociales en función de que sus posibles aportes sean mucho más efectivos, por lo cual se requiere del reconocimiento de la migración como una política de Estado, en función de la cual se controle y articule dicho proceso de manera tal que la incorporación efectiva de la masa inmigrante a los flujos de demanda de bienes y servicios, producción y remesas se aprovechen en función del desarrollo local.

Aspectos económicos relacionados con los procesos diaspóricos

Los elementos motivadores que impulsan al inmigrante a abandonar su lugar de residencia son muy variados como ya se señaló en el apartado anterior, sin embargo todos ellos están relacionados de una forma u otra con el criterio calidad de vida; en el sentido que bajo un criterio de racionalidad, el inmigrante generalmente se desplaza hacia otro lugar en función a alcanzar en el sitio de llegada, mejores condiciones económicas, laborales, sociales, educativas, de seguridad, entre otras, en comparación con las que posee en la actualidad.

Está claro que, aunque los elementos motivadores que activan el proceso migratorio pudieran ser diversos, a la final involucran elementos de orden económico como factor determinante de la toma de decisiones de migrar: medio de transporte a utilizar, condiciones de los documentos personales y familiares para el desarrollo de un proceso migratorio regular o irregular y el costo de ponerlos al día si los mismos se encuentran vencidos, elementos logísticos a utilizar en el viaje, recursos financieros para el financiamiento de pasajes, alojamientos, comidas, traslados, tasas, entre otros aspectos.

De manera similar, al momento en que el inmigrante se ubica de manera transitoria y/o definitiva en un lugar en particular, debe considerar aspectos relacionados con el tema económico: residencia, empleo, alimentación, salud, educación, vestido, entre otros elementos, los cuales deben ser financiados por alguien y que en su consumo generan una demanda extraordinaria en el mercado local de bienes y servicios y de factores productivos (en lo que respecta al empleo) del país de llegada.

Como se ve, entonces el inmigrante en su proceso diaspórico por el hecho de desplazarse y requerir tanto en el trayecto como en el sitio de llegada de disponer de bienes y servicios para su manutención, afecta y transforma el entorno económico en función a su demanda de bienes y servicios, públicos y privados y a la oferta de trabajo que su presencia significa, la cual, en el sentido de la caracterización de sus potencialidades productivas (determinada principalmente por la capacitación y la experiencia laboral) pudiera ser un factor que modifique considerablemente la productividad y/o competitividad del país receptor.

Bajo este sentido, emerge otro elemento que resulta interesante considerar pero que sería una temática a abordar en otro espacio de disertación, como lo es la orientación de la política pública en materia de recepción e inserción de los inmigrantes en la estructura social, económica y política del país receptor.

En este sentido, vale entonces considerar algunas experiencias derivadas de la diáspora venezolana y su impacto sobre los países de la región latinoamericana.

La diáspora venezolana: el caso de las potencialidades productivas de la migración hacia el Perú en el 2018

Aun cuando se reconoce que esta realidad a referir ha cambiado producto de la dinámica política y económica que se vive en toda Latinoamérica en los últimos años, vale considerar el estudio llevado a cabo por Rojas y Monterroso (2019) referido a las competencias profesionales de los venezolanos llegados al Perú entre los años 2017-2018, para la cual, de acuerdo a los datos del estudio la proporción de mano de obra calificada, en consideración a los estudios realizados y culminados era por encima del 50% de personas que habían culminado estudios superiores. Al respecto los autores señalan que: “33,19% de los inmigrantes tenía estudios universitarios completos y 13,95% ostentaban títulos de Técnico Superior Universitario, a la vez que 7,53% tenía estudios de postgrados finalizados” (p. 139).

Como puede observarse este flujo migratorio representaba para el Perú un aporte significativo para el mejoramiento de la cualificación de la población económicamente activa, si el mismo fuese manejado con un criterio estratégico, más cuando al momento de la llegada de los venezolanos profesionales al Perú para los años del estudio la proporción de profesionales debidamente acreditados era del 26,7% (Ministerio del Trabajo y Promoción del Empleo, 2019).

El mismo estudio también aporta algunos datos interesantes de la significancia económica de los migrantes de la diáspora venezolana en lo que refiere a los ingresos generados por los mismos y su contribución al gasto corriente o consumo nacional, cuando señala que:

Puede estimarse que, con una media de ingresos de S/ 997,62, a razón de entre 400.000 y 500.000 inmigrantes que se proyecta están presentes en el país, se genera una renta de más de cuatrocientos millones de nuevos soles mensuales (S/ 400.000.000,00), de los cuales se envían a Venezuela un promedio de ochenta y dos millones de nuevos soles (S/82.000.000,00) y la diferencia que representan trescientos dieciocho millones de nuevos soles (S/ 318.000.000,00) son reabsorbidos por la economía por la vía del gasto de manutención de los inmigrantes. Esto es, principalmente, en residencia y alimentación, sin contar los trescientos diez millones de nuevos soles (S/. 310.000.000,00) que en promedio ha significado la instalación de los inmigrantes en el país (Rojas y Monterroso, 2019, pp. 143-144).

Como lo resalta el estudio, desde un punto de vista independiente, la población migrante puede llegar a ser un potencial económico significativo.

Algunos resultados preliminares de los estudios del impacto de la diáspora en la frontera colombo – venezolana

De manera similar a lo anterior, el autor de la presente ponencia está desarrollando un estudio cuyos resultados preliminares arrojan datos interesantes del efecto de la diáspora sobre el mercado laboral, siendo el punto de estudio el Departamento del Norte de Santander, en Colombia, considerada la principal puerta de salida de la diáspora venezolana siendo la ciudad de Cúcuta la metrópoli en donde se desarrolla el proceso de transición de los migrantes en función a la definición del sitio destino de su proceso migratorio.

El estudio considera el Flujo Migratorio, manejándose como indicador la suma de los registros de ingreso al país recabados por Migración Colombia para los centros de control que se ubican alrededor de la ciudad de Cúcuta en la frontera con Venezuela, para el período 2018-2021 (excluyendo el período para el cual estuvo formalmente cerrada la frontera debido a la pandemia del Covid-19, como fue de abril 2019 a mayo 2020), el mismo fue relacionado estadísticamente con la Tasa de Desempleo para la localidad.

Al relacionar ambas variables por procedimientos inferenciales se pudo constatar que existe correlación estadística entre ambas y la misma toma una relación inversamente proporcional, es decir, que en la medida en que el flujo migratorio era mayor, la tasa de desempleo disminuía (Rojas, 2022).

De acuerdo a los resultados preliminares, al constatar las series estadísticas se obtuvo una correlación estadísticamente significativa entre las entradas de inmigrantes venezolanos a Colombia por los puntos de control terrestre de Migración Colombia aledaños a la ciudad de Cúcuta y se obtuvo una elasticidad entre ambas variables que indicaba que un incremento del 1% del flujo migratorio implicaba una reducción del 1,36% de la tasa de desempleo (Rojas, Ob. Cit.).

En este sentido, puede considerarse entonces que, dependiendo de las condiciones en que se maneje desde el Estado los procesos diaspóricos, éstos podrían ser positivos en función a su impacto sobre las estructuras económicas locales, favoreciéndose los casos en donde los niveles de capacitación y la experiencia laboral de los inmigrantes es superior al local, como ocurre en el caso de la diáspora venezolana.

La explicación lógica de que el flujo migratorio sea un elemento que potencia el empleo podría estar explicado cuando en el lugar de tránsito o de destino del proceso migratorio se ubican personas que hacen presión sobre la demanda de bienes y servicios, con lo cual se hace necesaria la elevación de las capacidades productivas del lugar para satisfacer esa demanda, con lo cual es imperiosa la contratación de la mano de obra cesante para atender los requerimientos de los inmigrantes; es entonces cuando en estos sitios se abren nuevos establecimientos para ofrecer, más allá de la oferta que había antes de establecerse la presión del flujo migratorio, las ya comentadas necesidades de los inmigrantes.

A manera de conclusión

Una vez realizada la presente revisión de los aspectos que determinan los procesos migratorios, la caracterización económica del inmigrante como demandante de bienes y servicios y como factor productivo y considerados los dos casos de estudio en donde sobresale el potencial económico que significa la diáspora para los países y/o localidades de llegada, puede establecerse que los procesos migratorios pueden considerarse como un elemento positivo para la estructura económica en el sentido que puede ser entendido como un elemento que potencia, por un lado, la necesidad de producir bienes y servicios en función a las necesidades manifiestas que su presencia significa y por otro lado, la contribución que su presencia puede significar para el contexto de las potencialidades productivas locales.

Referencias

Méndez, A. (2017). Migración de talentos como estrategia de desarrollo: México-Japón. Revista Problemas del Desarrollo, 190 (48), julio-septiembre 2017.

Ministerio del Trabajo y la Promoción del Empleo (2019). Informe anual del empleo en Perú 2018. MTPE, DISEL. Lima Perú.

 Oficina Internacional para la Migraciones (OIM). (2013). Diásporas y Desarrollo: Tender puentes entre Sociedades y Estados. Diálogo Internacional sobre la Migración: Conferencia Ministerial sobre la Diáspora. Centro Internacional de Conferencias de Ginebra 18 y 19 de junio de 2013. N.º 22. Ginebra Suiza.

Rannveig, D. y Newland, K. (2012). Hoja de ruta para la participación para la participación de las diásporas en el desarrollo: Un manual para los políticos y profesionales de los países de origen y de acogida. Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Migration Policy Institute (MPY). Ginebra Suiza.

Rodríguez-de la Vega, L. (2016). La diáspora india, su relación con el país de origen y residencia: Panorama de los estudios realizados. Rev. Guillermo de Ockham, 14(1).

Rojas, C. (2022). Informe de avance del análisis de los datos del estudio: Impacto del flujo migratorio sobre la tasa de desempleo en Cúcuta, Norte de Santander, Colombia (2018-2021). Informe no publicado.

Rojas, C. y Monterroso, C. (2019). Perfil de competencias profesionales de la población inmigrante venezolana al Perú 2017-2018. Revista Arbitrada Interdisciplinaria Koinonía. Vol. 4, N.º 8,